19600604
Roma, sábado 4 de junio de 1960
Queridos todos:
Os echo mucho de menos y no tengo noticias de ese Continente. ¿Qué hacéis?, ¿y Renée?, ¿y los exámenes de los niños? ¿Y Anita, sin exámenes y ya tan sabidora?
Voy viendo amigos poco a poco. Ayer comenzó un Convegno o Congreso, “La cultura en la sociedad italiana”, organizado por algunas revistas literarias de izquierdas. Irene conoce y me presenta a mucha gente en el teatro Valle —donde se celebra el Congreso. Ungaretti me besa, —como de costumbre… Habló bien Piovene. También el joven y escéptico Zolla. ¡Qué elegantes y distinguidos son los socialistas y comunistas italianos! (Habló Bandinelli, “el conde rojo”…). Esta tarde perorará Longhi, el gran profesor de arte de Florencia.
A Florencia iré a pasar dos o tres días. Los amigos de allá me reclaman. Tengo que tratar con Macrì de la traducción de Lenguaje y Poesía. Libro que en España tropezaría —estoy seguro— con la censura. Y a propósito: Jaime Gil de Biedma me ha escrito una carta —cariñosa— explicándome por qué no ha salido todavía su libro —ya anunciado por Ínsula y los Papeles de Cela. El comentario de Cara a cara no ha sido aprobado por el Censor; y el dicho Jaime ha vuelto a redactar esas páginas, lo que le ha obligado a presentar de nuevo el libro a la Censura. Se hila delgado, en lo que a este servidor se refiere.
La otra noche, después de cenar, fuimos a casa del Profesor Micheli, y allí saludamos a otros tres matrimonios. Todos eran juristas —¡juristas!— amigos de Irene. Hemos visto El acorazado Potemkin, y alguna otra película. He visto a Biagia Marniti, he recibido carta de Cacciatore. Sólo Anita conoce a estos amigos…
Besos a las damas, abrazos a los varones.
Jorge