19830210
Málaga, 10 de febrero de 1983
Queridos todos los de ahí:
Ayer, cumpleaños de Irene, fue un día muy feliz. La jornada comenzó con la llamada de Antó. Yo me conmoví. Antó es siempre, siempre muy cariñoso. (¡Aquel niño que fue!). Después vino el poemita que había compuesto el 8. “Tu cumpleaños”, partiendo de otro “antiguo”: “¡Vida / Tan cotidiana! Sin disculpa”.
Y llegó lo que esperábamos: la comunicación de Teresa, que nos inundó de felicidad, como de costumbre. Después, ya por la tarde, hubo otras llamadas. Por ejemplo, Elisa.
Por cierto, Leónides no se encuentra bien. Está en Madrid, y tiende a la independencia solitaria, que no le conviene.
Salieron en El País y en Sur, ahora cambiado, dirigido por Joaquín Martín, noticias sobre el curioso fenómeno de los noventa añitos. Aún colean los homenajes. Yo, agradecidísimo. Pero… Je n’en pas plus!
A todo esto, Bernabé sin Quinín. Y no nos consolamos. Ayer vino a casa Bernabé padre con el hijo Bernabé. Dolientes y… ¡adelante! Gran soledad en la nueva casa, a la que empezaba a acostumbrarse Quinín.
Hoy, esta misma mañana, vendrá Fernando Texidor. Van a reunirse los pintores y escultores de Málaga en no sé qué Exposición. Acaba de llamar Fernando. —¡Sí, a las once! Interpongo una espera.
4 de la tarde.
Se trataba de formar parte de un “núcleo”. Se armó un tinglado de, tras abrazos, Fernando y yo. Pródigo, divertido. Fernando dijo unas breves palabras: yo dije: amémonos, amen. Acuerdos sobre los artistas en conjunto de Málaga. Nada más.
Incluyo recientes recortes. Abrazos a todos. Y algunos besitos bien distribuidos. Pensando en vosotros siempre.
Jorge