198110922

 

Málaga, 22 de septiembre de 1981

 

Teresa, hija:

Deseamos que esta carta llegue antes que tú a Gray Gardens. ¿Qué te voy a contar? Hubo un momento felicísimo: cuando escuchamos tu voz, y muy clara, en el Japón. ¡Estupendo!

De modo que Isabel vendrá el 29 de este mes. Y dices “trataremos que Steve vea a su hija”. ¿Dónde? Isabel nos envía preciosas fotos de sus niños. ¡Preciosos!

También François nos regaló fotos —muy bonitas—. Y, a propósito, Renée, muy contenta de su estancia en esta Costa, repite: “Je reviendrai en noviembre”. ¿Para qué? Si aquí no pasará nada entonces. ¿Para “prévalir”, aquí, sin familia? No lo entiendo. Que aplace el viaje hasta la primavera.

Nos escribió Antó. Escribiremos a Anita, Washington; de Claudie, pocas noticias. Yelena, en Frigiliana, “survie” con su Tatiana difícil.

Y a todo esto, ¿cómo resultó la estancia en Kioto? Cuéntanos. Completaré noticias familiares. Final está componiéndose. Yo creo, yo espero, con ilusión —esta es la palabra justa— que en este otoño —ayer empezó— esté completa y publicada mi obra poética. Gredos me lo ha comunicado. Dámaso publicará dos tomos de mi prosa. Los está formando Francisco Del Pino. En Miñón, editorial de Valladolid, saldrá un libro sobre mí con fotos, etc. Lo compone un periodista muy serio de Barcelona: José Guerrero Martín. La Editorial Júcar va a publicar una antología mía, con un gran prólogo. La Pluma, la revista que fue de Azaña, anuncia su número dedicado a este servidor. Ha salido ya Antología del mar.

¡Basta!

Visitas. Bastantes. Una aventura. Salimos anteayer por la mañana a dar un paseo. Se le olvidó —único caso— a Irene la llave de la puerta de casa. Hubo una verdadera conmoción. Los bomberos sacaron la cerradura. Ahora hay que poner otra y arreglar la puerta.

El calor ya ha pasado. Se empieza a sentir el otoño. Hoy el día está lluvioso ––y más o menos llovizna. Irene sale, se afana, trabaja muchísimo!! (libros, cortinas, terrazas; imposible cambiar la moquette ahora…) y se fatiga. Yo, también.

Rica: pensamos en ti constantemente, en silencio y en conversación. ¡Qué ganas de verte! Abrazos a Steve. Besitos. ¡Esos nietos y biznietos! (¡Qué buena suerte: ya tengo familia y obra!).

Vuestro,

Jorge

 

Teresa, esta carta te encontrará en tu casa (pelada del olmo, hélas): me alegra pensarlo. Gracias por los tapa-ventanas. Arreglaremos todo en noviembre. Me dirás lo que hay que hacer para el viaje de Isabel. Nos encanta saberle tan cerca. Bene arrivata. Besos para los dos. Hasta pronto

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