19690120

 

Málaga, 20 de enero de 1969

¡Inauguración de la temporada!

 

Queridos:

Llegó vuestro telegrama que agradezco abrazando a cada uno de los firmantes. Llegó un gran telegrama de Antó, que le habrá arruinado, y por eso mismo, aún más conmovedor. De los Guillenes, sacó el pecho afuera José en un telegrama muy expresivamente cariñoso. (¡Mi hermano me mima!). Y el telegrama de los Plaza me abrumó, afectuoso y admirativamente monumental. ¡Gracias! En suma se-ten-ta y seis años. La salud es buena. Trabajo todos los días. Tengo ganas de seguir y no me canso más que físicamente. (Eso sí, un poquito más…). En suma, soy abuelo —o si preferís, abué. Y a mí me encanta ser padre de mis hijos y de esos nietos que de veras me hacen feliz.

Está en Málaga Julio Lozano. (Trabaja provisionalmente —como representante de la Seat–– o sea, de la Fiat. ¿Habéis visto Time? Grandioso ese Agnelli). Ayer almorzamos en el restaurante más próximo, el de Antonio Martín. Y nos acompañó Julio, muy simpático e inteligente. En esta semana, llegarán María y Leónides.

Sigo con la familia —casi. Acabo de escribir a Jaime Salinas, aceptando su idea —que me es muy grata— de reeditar como libro de bolsillo Lenguaje y poesía. También en Barcelona, se reeditará El argumento de la obra —con otros dos ensayos. Y Blecua prepara ya la edición crítica del segundo Cántico.

A todo esto hace un tiempo deliciosísimo. Vinimos a Málaga para ver si funciona como ciudad de invierno. Y funciona, ya lo creo, muy bien. ¡Qué luz en este cuarto ahora! Tus noticias, Teresa, del Caribe, no podían ser mejores. Mis próximas cartas serán respuestas a las de Isabel y Anita.

Para todos —incluidos también a Antó y Benedicte—, abrazos de vuestro muy viejo antepasado, feliz cuando piensa en vosotros.

Jorge

 

Ventanas abiertas, traje de verano… Como clima, casi mejor que el de California.

Abrazos,

Irene